lunes, 4 de junio de 2007

INTRODUCCIÓN

El curso de Introducción a la Economía I tiene el propósito de contribuir en el proceso de identificación, delimitación y aprehensión por parte del estudiante de economía, de las categorías y elementos conceptuales y metodológicos básicos, imperantes en la ciencia económica, necesarios para el análisis y comprensión de los problemas económicos del orden territorial, nacional e internacional.

OBJETIVOS

OBJETIVO GENERAL. Al finalizar el trabajo sobre los contenidos del módulo 1, el estudiante deberá ser capaz de identificar el objeto de estudio de la ciencia económica.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS. Una vez concluido el módulo 1, el estudiante será capaz de:

· Diferenciar entre el objeto de estudio de las ciencias sociales y el de las ciencias naturales.
· Ubicar el objeto de estudio de la ciencia económica como parte del campo de estudio de las ciencias sociales.

CONTENIDOS

Relación entre escasez y problema económico; producción natural y social; Carácter social del ser humano y de los procesos productivos; Relaciones técnicas y sociales de producción; Las relaciones sociales de producción como objeto de estudio de la economía; Objeto de estudio de la economía y escasez. Diferentes concepciones acerca del objeto de estudio de la economía.

DURACIÓN: 2 semanas.

ACTIVIDADES

  • Estudio individual.

    Estudie las lecturas de apoyo sugeridas para esta semana e indague en los materiales complementarios y otros que usted considere pertinentes.

    Para orientar este estudio se le sugiere tratar de dar respuesta a las siguientes preguntas
  1. Sin escasez, no hay problemas económicos. Pero ¿podría haber escasez si no hubiera problemas económicos?
  2. ¿Por qué la economía no estudia todos los aspectos de la producción?
  3. ¿Por qué el estudio de la realidad se divide entre distintas disciplinas?
  • Ejercicio individual. Argumente sobre la siguiente afirmación:

    “(…) sería imposible definir consistentemente el objeto de la economía como ciencia social, a partir solamente de la escasez o del hecho de que es necesario usar determinados recursos productivos en determinada forma.”
  • Foro: “Objeto de la economía”.

    Ingrese al foro de discusión “Objeto de la economía” y exponga sus reflexiones acerca de las dos concepciones que acerca del objeto de estudio de la economía se transcriben a continuación. Analícelas y explique en qué se diferencian.

    La economía estudia las relaciones sociales que se establecen entre los hombres en el proceso de producción y distribución de los bienes necesarios para la vida”.

    La economía es una ciencia esencialmente social que estudia cómo las personas y la sociedad deciden o escogen racionalmente las formas de utilización de los recursos escasos, entre las distintas alternativas para su uso.”

FORO: "OBJETO DE LA ECONOMÍA"

EVALUACIÓN

La evaluación de la presente unidad se desarrollará sobre los siguientes parámetros:
  1. Estudio individual según participación en el Foro "Objeto de la Economía". 50%
  2. Ejercicio individual: 50%.

BIBLIOGRAFÍA

  • Cuevas, Homero. Introducción a la Economía. Capítulo primero. Ediciones Universidad Externado de Colombia. Quinta edición aumentada. 1993.
  • Rossetti, José P. Introducción a la economía. Enfoque Latinoamericano. Séptima edición. Capítulo 5. Introducción General a los Problemas económicos.
  • Swezzy, Paul. Teoría del Desarrollo Capitalista. Introducción y capítulo 1. Fondo de Cultura Económica. 1987.

domingo, 3 de junio de 2007

LECTURA 1

Valores de una nueva civilización
Michael Löwy y Frei BettoRodelú
Proponemos en estas páginas algunos temas posibles para el debate en torno de la cuestión: "Principios y valores de la nueva sociedad". No se trata de axiomas, sino de hipótesis de trabajo y sugestiones para la reflexión. Nosotros, los del Foro Social Mundial, creemos en ciertos valores que iluminan nuestro proyecto de transformación social e inspiran nuestra imagen de un nuevo mundo posible. Aquellos que se reúnen en Davos -banqueros, ejecutivos y jefes de Estado, que dirigen la globalización neoliberal (o globocolonización)- también defienden valores. No debemos subestimarlos, pues ellos creen en tres grandes valores y están dispuestos a luchar por todos los medios para salvaguardarlos -hasta la guerra, si fuera preciso. Tres importantes valores, contenidos en el corazón de la civilización capitalista occidental, en su forma actual. Los tres grandes valores del credo de Davos son: el dólar, el euro y el yen. Estos tres no dejan de tener sus contradicciones, pero juntos constituyen la escala de valores neoliberal globalizada.La característica principal común de estos tres valores es su naturaleza estrictamente cuantitativa: no conocen el bien y el mal, lo justo y lo injusto. Conocen apenas cantidades, números, cifras: uno, cien, mil, un millón, un billón. Quien tiene un billón -de dólares, euros o yens- vale más que quien tiene sólo un millón, y mucho más que aquél que sólo tiene mil. Y obviamente, aquel que no tiene nada, o casi nada, nada vale en la escala de valores de Davos. Es como si no existiese. Está fuera del mercado y, por lo tanto, del mundo civilizado. Juntos, los tres valores constituyen una de las divinidades de la religión económica liberal: la Moneda o, como se decía en arameo, Mamon. Las otras dos divinidades son el Mercado y el Capital. Se trata de fetiches o ídolos, objetos de um culto fanático y exclusivo, intolerante y dogmático. Este fetichismo de la mercancía, según Marx; o esta idolatría del mercado -para utilizar la expresión de los teólogos de la liberación Hugo Assmann y Franz Hinkelammert- y del dinero y del capital, es un culto que tienen sus iglesias (las Bolsas de Valores); sus Santos Oficios (FMI, OMC etc.); y la persecución a los herejes (todos nosotros, los que creemos en otros valores). Se trata de ídolos que, como los dioses cananeos Moloch o Baal, exigen terribles sacrificios humanos: en el Tercer Mundo, las víctimas de los planos de ajuste estructural, hombres, mujeres y niños sacrificados en el altar del fetiche Mercado Mundial y del fetiche Deuda Externa. Un cuerpo impresionante de reglas canónicas y principios ortodoxos sirve para legitimar y santificar estos rituales sacrificiales. Un vasto clero de especialistas y gestores explica los dogmas del culto a las multitudes profanas, manteniendo las opiniones heréticas lejos de la esfera pública. Las reglas éticas de esta religión son las ya establecidas hace dos siglos por el teólogo económico Sir Adam Smith: que cada individuo busque, de la manera más implacable posible su interés egoísta, sin prestar atención a su prójimo, y la mano invisible del mercado cuidará del resto, trayendo armonía y prosperidad a toda la nación.Esta civilización del dinero y del capital transforma todo en mercancía: la tierra, el agua, el aire, la vida, los sentimientos, las convicciones, que se venden al mejor precio. Hasta las personas se vuelven sumisas a la mercancía, pues subvierte la relación humanitaria persona-mercancía- persona. Visto esta camisa de algodón, que es una mercancía, para humanizar mi convivencia social, pues sería extraño que yo apareciese sin camisa en el trabajo o en un encuentro entre amigos. Ahora, la relación predominante es mercancía-persona-mercancía. La marca de la camisa que visto me imprime valor. En otras palabras, si llego a su casa en ómnibus o bicicleta, tengo un valor Z. Si llego de BMW, tengo un valor A. Soy la misma persona y, sin embargo, la mercancía que me reviste me imprime más o menos valor, reificándome.Ya en el siglo XIX, un crítico de la economía política había previsto, con lucidez profética, el mundo de hoy: «Llegó, al fin, un tiempo en el que todo lo que los seres humanos habían considerado inalienable se volvió objeto de cambio, de tráfico y puede alienarse. Es el tiempo en que las mismas cosas que hasta entonces eran comunicadas, pero nunca trocadas; dadas, pero nunca vendidas; conquistadas, pero nunca compradas -virtud, amor, opinión, ciencia, conciencia, etc- en que todo, en fin, pasó al comercio. Es el tiempo de la corrupción general, de la venalidad universal o, para hablar en términos de economía política, el tiempo en que cualquier cosa, moral o física, habiéndose vuelto valor venial, es llevada al mercado para ser apreciada por su valor adecuado» (1).Valores cualitativos De cara a esta civilización de la mercantilización universal, que ahoga todas las relaciones humanas en las «aguas heladas del cálculo egoísta»(2), el Foro Social Mundial representa, ante todo, un rechazo: «el mundo no es una mercadería»! Esto es, la naturaleza, la vida, los derechos del hombre, la libertad, el amor, la cultura, no son mercancías. Pero el FSM encarna también la aspiración a otro tipo de civilización, basada en otros valores que no son el dinero o el capital. Son dos proyectos de civilización y dos escalas de valores que se enfrentan, de forma antagónica y perfectamente irreconciliable, en el umbral del siglo XXI.¿Cuáles son los valores que inspiran este proyecto alternativo? Se trata de valores cualitativos, éticos y políticos, sociales y culturales, irreductibles a la cuantificación monetaria. Valores que son comunes a la mayor parte de los grupos y de las redes que constituyen el gran movimiento mundial contra la globalización neoliberal.Podemos partir de los tres valores que inspiraron la Revolución Francesa de 1789 y, desde entonces, están presentes en todos los movimientos de emancipación social de la historia moderna: Libertad, Igualdad y Fraternidad. Como señala Ernst Bloch en su libro Derecho Natural y Dignidad Humana (1961), estos principios, inscriptos por la clase dominante en el frente de los edificios públicos en Francia, nunca fueron por ella realizados. En la práctica, escribía Marx, ellos fueron muchas veces, sustituidos por Caballería, Infantería, y Artillería... Forman parte de la tradición subversiva de lo inacabado, de lo aún no-existente, de las promesas que no fueron cumplidas. Poseen una fuerza utópica concreta, que "va más allá del horizonte burgués", una fuerza de dignidad humana que apunta al futuro, para la "marcha de cabeza alta" de la humanidad, hacia el socialismo (3). Si examinamos de cerca estos valores, desde el punto de vista de las víctimas del sistema, descubriremos su potencial explosivo y su actualidad en el combate actual contra la mercantilización del mundo.¿Qué significa "libertad"? Ante todo, libertad de expresión, de organización, de pensamiento, de crítica, de manifestación -duramente conquistada por siglos de luchas contra el absolutismo, el fascismo y las dictaduras. Pero también, y hoy más que nunca, la libertad en relación a una y otra forma de absolutismo: la dictadura de los mercados financieros y de la élite de banqueros y empresarios multinacionales que imponen sus intereses al conjunto del planeta. Una dictadura imperial -bajo la hegemonía económica, política y militar de los Estados Unidos, única superpotencia global- que se esconde por detrás de las anónimas y ciegas "leyes del mercado", cuyo poder mundial es bien superior al del Imperio Romano o de los imperios coloniales del pasado. Una dictadura que se ejerce por la propia lógica del capital, pero que se impone con la ayuda de instituciones profundamente antidemocráticas, como el FMI o la OMC, y bajo la amenaza de su brazo armado (la OTAN). El concepto de "liberación nacional" es insuficiente para dar cuenta de este significado actual de la libertad, que es, al mismo tiempo, local, nacional y mundial, como lo demuestra tan bien este movimiento profundamente original e innovador que es el zapatismo.Una de las grandes limitaciones de la Revolución Francesa de 1789, fue haber excluido a las mujeres de la ciudadanía. La feminista republicana Olympe de Gouges, que escribió la "Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana", fue guillotinada en 1793. El concepto moderno de libertad no puede ignorar la opresión de género que recae sobre la mitad de la humanidad, y la importancia capital de la lucha de las mujeres por su liberación. En este combate tiene particular significado el derecho de las mujeres de disponer de su propio cuerpo.Igualdad y Fraternidad ¿Qué significa «igualdad»? En las primeras Constituciones revolucionarias se inscribió la igualdad ante la ley. Ésta es absolutamente necesaria y está lejos de existir en la realidad del mundo de hoy- más bien insuficiente. El problema de fondo es la monstruosa desigualdad entre el Norte y el Sur del planeta y, dentro de cada país, entre la pequena élite que monopoliza el poder económico y los medios de producción, y la gran mayoría de la población que vive de su fuerza de trabajo -cuando no está en el desempleo, y excluida de la vida social-. Las cifras son conocidas: cuatro ciudadanos de los EE.UU. -Bill Gates, Paul Allen, Warren Buffett y Larry Ellyson- concentran en sus manos una fortuna equivalente al Producto Interno Bruto de 42 países pobres, con una población de 600 millones de habitantes. El sistema de la deuda externa, la lógica del mercado mundial y el poder ilimitado del capital financiero llevan a un agravamiento de esta desigualdad, que se profundizó en los últimos 20 años. La exigencia de igualdad y de justicia social -dos valores inseparables- inspira varios proyectos socio-económicos alternativos que están a la orden del día. Desde el punto de vista de una perspectiva más amplia, esto implica otro modo de producción y distribución.La desigualdad económica no es la única forma de injusticia en la sociedad capitalista liberal: la persecución de los "indocumentados" en Europa; la exclusión de los descendientes de esclavos negros e indígenas en las Américas; la opresión de millones de individuos que pertenecen a las castas de "intocables" en la India; y tantas otras formas de racismo o discriminación por razones de color, religión o lengua, son omnipresentes del Norte al Sur del planeta. Una sociedad igualitaria significa la supresión radical de estas discriminaciones. Implica también otra relación entre hombres y mujeres, rompiendo con o más antiguo sistema de desigualdad de la historia humana -el patriarcado-, responsable por la violencia contra las mujeres, por su marginalización en la esfera pública, y por su exclusión del empleo. La gran mayoría de pobres y desempleados en el mundo son mujeres.¿Qué significa "fraternidad"? Es la traducción moderna del viejo principio judaico-cristiano: el amor al prójimo. Es la sustitución de las relaciones de competencia feroz, guerra de todos contra todos -que hacen del individuo, en la sociedad actual, un homo homini lupus (un lobo para los otros seres humanos), por relaciones de cooperación, ayuda mutua, compartir, solidaridad. Una solidaridad que incluye no sólo a los hermanos (frater, en latín), sino también a las hermanas, y que supera los límites de la familia, del clan, de la tribu, de la etnia, de la comunidad religiosa, de la nación, para volverse auténticamente universal, mundial, internacional. En otras palabras: internacionalista, en el sentido que dieron a este valor generaciones enteras de militantes del movimiento obrero y socialista.La mundialización neoliberal produce y reproduce los conflictos tribales y étnicos, las guerras de "purificación étnica", los expansionismos bélicos, los integrismos religiosos intolerantes, las xenofobias. Tales pánicos inducidos por el sentimiento de pérdida de identidad son el otro lado de la misma medalla, el complemento inevitable de la globalización imperial. La civilización con que soñamos, será "un mundo en el cual caben muchos mundos" (según la bella fórmula de los zapatistas), una civilización mundial de la solidaridad y de la diversidad. De cara a la homogeneización mercantil y cuantitativa del mundo, de cara al falso universalismo capitalista, es más que nunca importante reafirmar la riqueza que representa la diversidad cultural, y la contribución única e insustituible de cada pueblo, de cada cultura, de cada individuo.La democracia como valor imprescindible Hay otro valor que, desde 1789, es inseparable de los otros tres: la democracia. No sólo en el sentido limitado que este concepto político tiene en el discurso liberal/democrático -la libre elección de representantes cada tantos años-, en la realidad deformada y viciada por el control que ejerce el poder económico sobre los medios de comunicación. Esta democracia representativa -también fruto de muchas luchas populares, y constantemente amenazada por los intereses de los poderosos, como lo demuestra la historia de la América Latina de 1964 a 1985- es necesaria pero insuficiente. Necesitamos formas superiores, participativas, que permitan a la población ejercer directamente su poder de decisión y control -como en el caso del presupuesto participativo del municipio de Porto Alegre y del estado de Rio Grande do Sul.El gran desafío, desde el punto de vista de un proyecto de sociedad alternativa, es extender la democracia al terreno económico y social. ¿Por qué permitir en este campo el poder exclusivo de una élite que rechazamos en el área política? Una democracia social significa que las grandes opciones socio-económicas, las prioridades de inversiones, las orientaciones fundamentales de la producción y la distribución, son democráticamente discutidas y decididas por la propia población, y no por un puñado de explotadores o por las supuestas "leyes del mercado" (o aún, variante que ya fue, por un Buró Político omnipotente). A estos grandes valores, producto de la historia revolucionaria moderna, debemos agregar otro, que es al mismo tiempo el más antiguo y el más reciente: el respeto al medio ambiente. Encontramos este valor en el modo de vida de las tribus indígenas de las Américas y de las comunidades rurales pre- capitalistas de varios continentes, y también en el centro del moderno movimiento ecológico. La mundialización capitalista es responsable por una destrucción y envenenamiento acelerados -en crecimiento geométrico- del medio ambiente: polución de la tierra, del mar, de los ríos y del aire; "efecto de sierra", con consecuencias catastróficas; peligro de destrucción da capa de ozono, que nos protege de las irradiaciones ultravioleta mortales; aniquilamiento de las florestas y de la biodiversidad. Una civilización de la solidaridad no puede ser sino una civilización de la solidaridad con la naturaleza, porque la especie humana no podrá sobrevivir si el equilibrio ecológico del planeta fuera roto.Socialismo como alternativa Esta lista no tiene nada de exhaustiva. Cada uno podrá, en función de su propia experiencia y de su reflexión, agregar otros. ¿Cómo resumir en una palabra este conjunto de valores presentes, de una forma o de otra, en el movimiento contra la globalización capitalista, en las manifestaciones callejeras de Seattle a Génova, y en los debates del Foro Social Mundial? Creo que a expresión civilización de la solidaridad, es una síntesis apropiada de este proyecto alternativo. Esto significa, no sólo una estructura económica y política radicalmente diferente, sino sobre todo, una sociedad alternativa que valorice las ideas del bien común, el interés público, los derechos universales, la gratuidad. Propongo definir a esta sociedad con un término que resume, hace casi dos siglos, las aspiraciones de la humanidad a una nueva forma de vida, más libre, más igualitaria, más democrática y más solidaria. Un término que -como todos los otros ("libertad", "democracia" etc.)- fue manipulado por intereses profundamente antipopulares y autoritarios, pero que no por esto perdió su valor originario y auténtico: socialismo.En una reciente pesquisa de la opinión pública brasilera, encomendada por la Confederación Nacional de las Industrias (!), el 55% de los interrogados afirmaron que Brasil precisaba de una revolución socialista. Al ser preguntados de qué entendían por socialismo, respondieron citando algunos valores: "amistad", "comunión", "compartir", "respeto", "justicia" y "solidaridad". La civilización de la solidaridad es una civilización socialista.Para concluir: otro mundo es posible, basado en otros valores, radicalmente antagónicos a los que dominan hoy. Pero no podemos olvidar que el futuro comienza desde ahora: estos valores ya están prefigurados en las iniciativas que orientan nuestro movimiento hoy. Ellos inspiran la campaña contra la deuda externa del Tercer Mundo y la resistencia a los proyectos de la OMC; el combate a los transgénicos y los proyectos de impuestos a la especulación financiera. Están presentes en los combates sociales, en las iniciativas populares, en las experiencias de solidaridad, de cooperación y de democracia participativa -desde el combate ecológico de los campesinos de la India, hasta el presupuesto participativo de Rio Grande do Sul; desde las luchas por el derecho de sindicalización en Corea del Sur, hasta las huelgas en defensa de los servicios públicos en Francia, desde las aldeas zapatistas de Chiapas, hasta los campamentos del MST. El futuro comienza hoy y aquí, en estas semillas de una nueva civilización que estamos plantando en nuestra lucha, y con nuestro esfuerzo de construir hombres y mujeres nuevos, a partir de los valores subjetivos y éticos que asumimos en nuestras vidas militantes.
Notas (1) Karl Marx, Misère de la philosophie, Paris, Ed. Sociales, 1947, p. 33. (2) Expressão de Marx no Manifesto Comunista.(3) Ernst Bloch, Droit Naturel et Dignité Humaine, Paris, Payot, 1976, pp.177-179

LECTURA 2

Ideología y Desarrollo Económico

Michael A. Lebowitz
Monthly Review

La teoría económica no es neutral, y los resultados cuando es aplicada deben mucho a las asunciones implícitas y explícitas contenidas en una teoría particular. Que estas asunciones reflejan ideologías específicas es más obvio en el caso de la economía neoclásica que subyace a las políticas económicas neoliberales.
La magia de la Economía Neoclásica.
La economía neoclásica empieza con la premisa de la propiedad privada y el interés privado. Cualquier estructura y distribución de los derechos de propiedad asume el derecho de los propietarios -ya sea como propietarios de tierra, de los medios de producción o la fuerza de trabajo- para seguir su propio interés. Brevemente, ni los intereses de la comunidad como tales ni el desarrollo del potencial humano son materias objeto de la economía neoclásica.; su foco, son los efectos de las decisiones hechas por los individuos con respecto a su propiedad.
Lógicamente, entonces, la unidad básica de análisis para esta teoría es el individuo. Este individuo (como consumidor, empleador o empleado) es asumido como un computador racional, un autómata que maximiza mecánicamente sus beneficios en base a los datos proporcionados. Si cambias los datos este "brillante calculador de placeres y sufrimientos"(en palabras del economista americano Thorstein Veblen) rápidamente selecciona una nueva posición óptima.(1) Aumenta el precio de una mercancía y el computador, como consumidor, elige menos de él. Sube el salario y el computador, como capitalista, elige sustituir maquinaria por trabajadores. Sube el desempleo o los beneficios sociales, y el computador, como trabajador, elige parar de trabajar o mantenerse desempleado más tiempo. Incrementa los impuestos sobre beneficios, y el computador como capitalista elige invertir en algún otro lugar. En cada caso, la cuestión es: ¿cómo reaccionará el individuo, el calculador racional de placeres y daños a los cambios en los datos? Y la respuesta es siempre auto-evidente: evitar el daño, buscar placer. También auto-evidentes son las inferencias de esta simple teoría -si quieres tener menos desempleo, debes bajar los salarios, reducir los beneficios sociales y de desempleo, y recortar impuestos sobre el capital.
Pero, ¿cómo se puede avanzar en esta teoría desde la unidad básica, el computador atomizado, para sacar conclusiones para la sociedad en su conjunto? La proposición esencial de esta teoría es que la totalidad es la suma de las partes individuales aisladas. Luego, si sabemos que los individuos responden a varios estímulos, sabemos como responderá la sociedad compuesta de éstos. (En palabras de Margaret Thatcher, no existe la sociedad, sólo los individuos) . Lo que es cierto para el individuo es cierto para la economía como un todo. Más incluso, puesto que cada economía puede ser considerada como un individuo -que puede competir y prosperar internacionalmente bajando salarios, intensificando el trabajo, deshaciéndose de beneficios sociales que reducen la búsqueda de trabajo, bajando el gasto público y rebajando impuestos- por lo tanto todas las economías también pueden ser consideradas del mismo modo en su conjunto.
Moverse de lo individual a lo colectivo de esta manera implica una asunción básica. Después de todo, aquellos computadores atomizados pueden trabajar con propósitos cruzados; el resultado de la racionalidad individual puede resultar en irracionalidad colectiva. ¿Por qué no es está la conclusión de la economía neoclásica?. Porque la fe pone barreras a este camino, la creencia de que cuando estos autómatas se mueven en una dirección u otra por el cambio en datos dados necesariamente producen la solución más eficiente para todos. En sus versiones más tempranas, el aspecto religioso era bastante explícito, ese instantáneo calculador de placer individual y daño era "conducido por una mano invisible para promover un fin que no era parte de sus intenciones"(2) . Para Adam Smith estaba claro de quien era esta mano -de la Naturaleza, la Providencia, Dios- igual que su contemporáneo fisiócrata, Francois Quesnay, decía que el "Ser Supremo" era la fuente de este "principio de armonía", esta "magia" según la cual "cada hombre trabaja para los demás, creyendo que trabaja para sí mismo". (3)
Pero el Ser Supremo no es conocido como autor de esta magia. En este lugar se alza el Mercado, cuyo mando hemos de seguir todos o afrontar su ira. El mercado de que nos hablan asegura que todos se benefician del libre cambio(o no lo habría) y que los intercambios elegidos por individuos racionales (de todos los intercambios posibles) produciría los mejores resultados posibles. De acuerdo con esto, se sigue que la interferencia del estado en el mercado perfecto conduce al desastre -un resultado negativo de suma cero en las cuales las pérdidas exceden los beneficios. Por tanto, la respuesta para todas las personas de recto pensamiento debe ser: hay que deshacerse de estas interferencias. En las bien halladas palabras de Kenneth Galbraith, la posición de los predicadores fundamentalistas es que en un estado de gracia, no es necesario un Ministro de Gracia.(4) Y, si la fuerza y la coerción son necesarios para traer este estado de gracia (para acomodar al mundo a la teoría), esto sólo es "sufrimiento a corto plazo para un beneficio a largo plazo". Como Friedrich von Hayek explicó en una entrevista para El Mercurio de Chile (Abril 12, 1981), la dictadura "puede ser necesaria para un periodo de transición. A veces es necesario para una nación alguna forma de poder dictatorial." Cuando tienes la mano invisible de tu lado, destruir obstáculos al mercado es ayudar a la Naturaleza (en palabras de Adam Smith) para remediar "los efectos negativos de la locura e injusticia humana."(5)
Luego pues, deshagámonos de todas las restricciones sobre el capital, de todas las leyes que fortalecen a los trabajadores, a los consumidores y a los ciudadanos contra el capital, y reduzcamos el poder del estado para controlar al capital (mientras que incrementamos su poder policial en nombre del capital). Al final, el mensaje de la economía neoclásica (y la política neoliberal que apoya) es: ¡Dejemos que el capital sea libre! Por supuesto, puede decirse (y, de hecho, fue dicho por Joseph Stiglitz dos años atrás en estos encuentros) que nadie cree más en este mensaje simple. Después de todo, los economistas han demostrado las muy estrictas (e imposibles) condiciones necesarias para que esta teoría sea sustentable lógicamente, han mostrado la teoría simplista de la información que contiene, y han revelado los muchos casos de "fallos de mercado" que requieren de una intervención pública. También enfatizan las interdependencias y externalidades que, minimizadas por los teóricos neoclásicos, a menudo llevan a falacias de composición. (la asunción de lo que es bueno para uno lo es para todos). Pero todavía, como demuestra la correspondencia de las políticas neoliberales con las teorías neoclásicas, todas estas sofisticadas críticas parciales no cuentan demasiado; de hecho, ese mensaje (aunque "difunto") continúa siendo creído, y funciona como un arma en manos del capital.
La alternativa Keynesiana
La única crítica exitosa desde dentro del modelo centrada en el problema de la falacia de la composición y, consecuentemente, la necesidad de considerar la importancia de la totalidad. Rechazando el familiar argumento neoclásico utilizado durante la Gran Depresión de 1930 que de que recortes salariales generales conducirían a un aumento en el empleo, Keynes enfatizó la interdependencia de los salarios, el gasto en consumo, la demanda agregada y el nivel general de producción y empleo. (El movimiento neoclásico de la parte al todo en este caso, defendía, dependía de la asunción que la demanda agregada es constante- no afectada por los recortes salariales). Lo que la teoría neoclásica había ignorado era la conexión entre las decisiones individuales y el colectivo. Puesto que no entendían como la interacción de los capitales individuales podía producir un estado de baja inversión por estos, fallaba en reconocer el rol potencial del gobierno para remediar este particular fallo de mercado. Con su énfasis sobre el escenario global, la perspectiva teórica de Keynes proporcionó apoyo a una serie de políticas menos basadas en los intereses inmediatos de los capitales individuales. Keynes mismo aportó sus argumentos como críticos para el capital en su conjunto -la crisis de 1930 para él fue simplemente una crisis de "inteligencia"; en cualquier caso, su marco se convirtió en la base para las políticas socialdemócratas.(6)
Característico del uso del marco keynesiano fue el argumento de los sindicalistas de que mayores salarios incrementarían la demanda agregada, estimularían la creación de puestos de trabajo y nueva inversión. La importancia de un aumento en el consumo se convirtió en el foco de lo que ha sido descrito de algún modo como sistema "Fordista de producción"- la producción de masas, se argumentaba, es necesaria para la producción masiva.(7) En cualquier caso, para darse cuenta de estos beneficios el mercado por sí mismo no basta -las políticas estatales y la gestión macroeconómicas se vieron como críticas. Lo que marcó esto como socialdemócrata en esencia fue el consistente tema de que los trabajadores podrían ganar sin pérdidas para el capital -estos argumentos de suma positiva caracterizaban el modelo Fordista. Y lo que el desarrollo económico endógeno (orientado al interior) comparte con el modelo Fordista es la importancia de la demanda doméstica como fundamento para el desarrollo de una industria nacional.
Durante la llamada Edad de Oro entre el fin de la Segunda Guerra Mundial y 1970, estas teorías, que desafiaron el saber neoclásico, disfrutaron de un periodo de gracia. Fue un periodo inusual: los Estados Unidos habían emergido de la guerra sin competidores capitalistas reales - las economías de Alemania y Japón estaban arruinadas y las industrias de Francia, Inglaterra e Italia no podían competir con las de los Estados Unidos. Más allá, en los Estados Unidos y en cualquier otra parte, hubo un crecimiento considerable de la demanda de los hogares y las empresas. Aunque se pronosticaba que el fin de la guerra traería la inmersión en otra depresión, de hecho las condiciones estaban maduras para un incremento sustancial en el consumo y la inversión (esto último debido a un conjunto de avances tecnológicos hechos en los años 1930 y 1940). Además (y apoyando los beneficios de la industria) se deterioraban los términos de intercambio de los productos primarios como resultado del aumento de de oferta. En los Estados Unidos, las industrias oligopólicas eran capaces de fijar precios para alcanzar las tasas de ganancia deseadas y podían permitir incrementos salariales sin miedo de ser no competitivos; en cualquier otro lugar, las economías de escala disponibles de nuevas inversiones hacían del crecimiento del consumo como resultado de los incrementos salariales un beneficio neto más que un desafío a la rentabilidad .
Aquí estaba la base en la cual el círculo virtuoso del modelo Fordista podía florecer: el incremento de la producción estimulaba el consumo y viceversa. en los países desarrollados así como en aquellos en desarrollo que decidieron industrializarse sobre la base de la sustitución de importaciones en lugar de confiar en la exportación de productos primarios. Pero el rápido crecimiento de la capacidad productiva durante el periodo en muchas partes llevó a un punto en que el capital enfrentaría un problema de sobreacumulación.
Ya a finales de la década de 1950, había signos claros de que estaban surgiendo competidores que desafiaban la hegemonía económica estadounidense. Después, durante los 60, los términos del intercambio para los productos primarios (dominados por el petróleo) dejaron de caer, para empezar una tendencia al alza. Cada vez más, eran las compañías de fuera de los Estados Unidos las que estaban creciendo más rápido, y hacia los primeros 70, con una caída en las tasas de ganancia extendiéndose, se considera que la "Edad de Oro" del capitalismo llegó a su fin.
La creciente intensidad de competición capitalista, que ahora era notoria, reflejó la sobreacumulación de capital. En este contexto, las empresas transnacionales redujeron sus costes de producción cerrando algunas (relativamente ineficientes) plantas de filiales establecidas para servir a mercados nacionales particulares y convirtiendo a las otras en exportadores como parte de una estrategia de producción mundial. La producción para los mercados nacionales y, por tanto, la estrategia de sustitución de importaciones para la industrialización no podía ser vista más como creíble debido a que los costes relativos se convirtieron en el centro de la competición de los capitales. En general, el círculo virtuoso del Fordismo se había roto y el capital se centró en su lugar en bajar salarios y otros costes del capital.
En esta "nueva realidad" el keynesianismo fue rechazado. El saber neoclásico, que identificó los altos salarios y los programas sociales como una fuente de desastre, dominó otra vez. El Neoliberalismo (apoyado por las instituciones financieras internacionales) se convirtió en el arma elegida por el capital, conduciendo a una agresión generalizada contra los programas sociales, los salarios y las condiciones de trabajo en el mundo desarrollado y el uso de un estado fuerte en los países en vías desarrollo para asegurar su acceso a la ventaja comparativa de la represión.
Pero, ¿por qué fueron el Keynesianismo y el modelo Fordista tan fácilmente desacreditados? Básicamente, el Keynesianismo en boga fue una teoría de la demanda agregada, pero no de la oferta. Su premisa era que el nivel de producción es constreñido por la demanda en la economía; y que si se garantiza la demanda, el capital proveerá la oferta. Desde que la asunción era que el capital proporcionaría los bienes de consumo e inversión si el gobierno creaba el ambiente adecuado, el rol del gobierno sería estimular la economía en los casos en que la interacción de los capitales conduciría en caso contrario a un bajo nivel de inversión. Su tarea asignada en teoría sería crear el ambiente para la inversión cuando el mercado fallara.
¿Qué pasó cuando la demanda agregada aumentó y la oferta doméstica no respondió apropiadamente? La inflación y los déficits comerciales se incrementaron. De acuerdo con esto, en la nueva realidad, el ambiente que el gobierno buscó crear se convirtió en uno que buscaba inducir a la inversión doméstica en lugar de la inversión en otro lugar -se centró, por tanto, en bajar impuestos y salarios. La cuestión, neoclásica y keynesiana, es la misma en el fondo: ¿qué puede hacer el estado para hacer que el capital esté dispuesto a invertir? Lo que era consistente es el rol asignado al gobierno: apoyar los requerimientos del capital.
El fracaso de la Socialdemocracia
No debería causar sorpresa, entonces, que el capital abandonara el instrumento de la teoría keynesiana por otra que sirviera mejor a sus intereses bajo nuevas condiciones. Pero ¿cómo explicamos el fracaso de la Socialdemocracia para hallar una alternativa? Después de todo la socialdemocracia siempre se ha presentado como procedente de una lógica en la cual las necesidades y potencialidades de los seres humanos tienen prioridad sobre las necesidades del capital. Incluso medidas limitadas como la exclusión de los servicios sanitarios y educativos del mercado, la provisión de programas sociales y de mantenimiento de rentas, y el reconocimiento del derecho a una de todos a un trabajo decente y bien pagado sugieren una concepción implícita de la riqueza como satisfacción de las necesidades humanas, más que una de riqueza capitalista.
De hecho, el fracaso del Keynesianismo como teoría era realmente el fracaso de una ideología: la Socialdemocracia. Dentro de la estructura Keynesiana, siempre había una alternativa. Las ecuaciones básicas del Keynesianismos no dicen nada por sí solas sobre la estructura de la economía; no distinguen entre enterrar dinero y la inversión pública, entre actividad que conduce a la expansión de las empresas capitalistas y la actividad que se dirige a la expansión de las empresas estatales. Aunque para Keynes el instrumento adecuado que dirige el crecimiento era la empresa capitalista, una política de expansión del sector productivo público era siempre una opción teórica para conducir la economía..
Si el único sector adecuado para la acumulación es el sector capitalista, entonces en teoría y en la práctica la implicación es auto-evidente: una "huelga del capital" es una crisis para la economía. Ceteris paribus, un gobierno no puede enrocarse ante el capital sin unos resultados de suma negativa. Este siempre ha sido el conocimiento de los economistas conservadores.
Es esencial entender que las conclusiones de los economistas neoclásicos están contenidos en sus asunciones- y particularmente relevante aquí es la asunción de que todas las otras cosas se mantienen iguales. Considera dos simples ejemplos, el control en los alquileres y los royalties de explotación de minerales.(8) Si introduces controles en los alquileres (a un nivel efectivo), los economistas conservadores predicen que la oferta de alquileres se acabará y habrá una escasez de vivienda. Del mismo modo, nos dirá que si intentas establecer impuestos (difíciles de estimar) sobre la explotación de recursos minerales, la inversión y la producción en esos sectores declinará, generando desempleo. Las dos proposiciones son fácilmente demostrables -y también es fácil demostrar que son completamente falaces respecto a la conclusión necesaria.
Asumida como constante en ambos casos es el carácter y nivel de la actividad gubernamental. Claramente, los controles en los alquileres pudieran reducir la construcción privada para alquiler, pero si el gobierno se compromete simultáneamente en el desarrollo de programas de vivienda social (p.e. potenciando las cooperativas y otras formas de construcción de vivienda sin ánimo de lucro) no tiene porque resultar necesariamente una escasez de vivienda. De forma similar, estableciendo un impuesto sobre la explotación de recursos minerales puede desincentivar la inversión privada en la explotación mineral pero una corporación pública establecida para la explotación y producción en este sector puede contrarrestar los efectos de la huelga de capital. Obviamente, no todas las otras cosas son necesariamente iguales. ¿Por qué deberían ser todas las otras cosas iguales si un gobierno socialdemócrata rechaza la lógica del capital?
Por tanto, necesitamos estar alerta de los límites de la lógica económica conservadora. Pero, !eso no significa que estos argumentos deban ser ignorados! Porque lo que el economista conservador hace muy bien es indicar lo que el capital hará en respuesta a medidas particulares. Es una economía del capital. Y nada es más simplista que asumir que puedes tomar ciertas medidas de política económica sin una respuesta del capital; nada es más erróneo que introducir medidas que sirven los intereses del pueblo sin anticipar la reacción del capital. Aquellos que no respetan la lógica del economista conservador, que es la lógica del capital, y la incorporan a su estrategia están condenados a constantes sorpresas y decepciones. Entender las respuestas del capital significa que entender la huelga del capital puede ser una oportunidad más que una crisis. Si rechazas la dependencia del capital, la lógica del capital puede revelarse claramente como contraria a las necesidades e intereses del pueblo. Cuando el capital va a la huelga, hay dos opciones: ceder o plantar cara. Desafortunadamente, la Socialdemocracia ha demostrado en la práctica que está limitada por las mismas cosas que limitan a la teoría Keynesiana -toma como dada la estructura y distribución de la propiedad y la prioridad del interés de los propietarios. Como resultado, cuando el capital va a la huelga, la Socialdemocracia ha respondido cediendo.
Más que mantener su foco en las necesidades humanas y desafiar la lógica del capital, la Socialdemocracia se ha dedicado a fortalecer esa lógica. El resultado ha sido desacreditar el Keynesianismo y el desarme ideológico de la gente que lo utilizaba como alternativa al conocimiento neoclásico. La única alternativa a la barbarie se convirtió en barbarie con rostro humano. Con esta aquiescencia a la lógica del capital, su alejamiento de la gente se reforzó; y el resultado político fue la conclusión popular de que no importa realmente a quién se elija o que la solución real se ha de hallar en un gobierno que esté comprometido inequívocamente con la lógica del capital. Así es como el nuevo conocimiento se convirtió en un "no hay alternativa". No hay alternativa al neoliberalismo, que es simplemente la economía neoclásica puesta en acción por el capital financiero y el poder imperialista. Como ocurrió después de la Edad de Oro, las condiciones concretas tienen el poder de socavar las verdades establecidas-y en ningún lugar esto ha sido más verdad que en los países menos desarrollados. La falacia de asumir que cada país puede convertirse en la tierra prometida rindiéndose completamente al capital se ha hecho diáfana, y como la evidencia de los fallos de una orientación al exterior impuesta por el neoliberalismo se ha acumulado, el interés en una solución interna, el modelo endógeno de desarrollo, ha crecido otra vez, especialmente en Latinoamérica. ¿Hasta qué punto es creíble esta opción en la actual coyuntura dónde la competición capitalista continúa con intensidad y el poder del capital internacional de hecho (si no ideológicamente) no ha declinado?
La posibilidad de una Posibilidad de Desarrollo Endógeno
Deshacerse de la camisa de fuerza impuesta sobre el desarrollo económico por el neoliberalismo no será tarea fácil. Una verdadera perspectiva de desarrollo endógeno no puede ser simplemente una orientación a los mercados limitados que caracterizaron los esfuerzos previos de sustitución de importaciones; por el contrario, es necesaria la incorporación de la masa de la población que ha sido excluida de su parte en los logros de la civilización moderna. En breve, el desarrollo endógeno real significa hacer una opción real por los pobres. Y esto significa hacer enemigos, internamente (tanto aquellos que monopolizan la tierra y la riqueza como aquellos que están satisfecho con el estatus quo) y externamente.
Cualquier país que desafíe al neoliberalismo intentando potenciar el desarrollo endógeno se encontrará las variadas armas del capital internacional, entre ellos el FMI, el Banco Mundial, el capital financiero y el poder imperialista. Estas son, que duda cabe, poderosas fuerzas. Puesto que ningún gobierno en base a sus propios recursos puede esperar triunfar en esta lucha contra tales enemigos internos y externos, la cuestión central será si el gobierno quiere movilizar a su gente en nombre de las políticas que satisfacen las necesidades del pueblo. Aquí, la cuestión esencial es el punto hasta el cual el gobierno se ha liberado de la dominación ideológica del capital.
Este cambio no implica mas que un simple retorno a la vieja idea de la industrialización mediante sustitución de importaciones, incluso si va acompañada esta vez por la reforma agraria masiva que crearía el potencial para un mercado doméstico mucho mayor. Los Nuevos modelos de Keynesianismo -incluso vestido como la solución de suma positiva Fordista- no movilizará a aquellos cuyo apoyo activo sería necesario para fortalecer la resolución de un gobierno que se encontrará constantemente presionado por el capital. Las teorías que continúan estando basadas en las pautas de propiedad existentes, en el principio dominante del interés privado y en la creencia de que (excepto en unas pocas excepciones) el mercado es mejor, no pueden sustentar un desafío exitoso a la lógica del capital; son una parte orgánica de esta lógica.
La flaqueza central en las propuestas socialdemócratas para el desarrollo endógeno es que no rompen ideológica ni políticamente con la dependencia del capital. Si un modelo de desarrollo ha de ser exitosa, tiene que estar basada en una teoría que coloque el objetivo del desarrollo humano como prioridad. Más que el consumo, enfatizado por igual por neoclásicos y Keynesianos, debe centrase en la inversión en y el desarrollo de las capacidades humanas. Esto no significa que las inversiones en las personas que vienen de los gastos y de la actividad humana en áreas críticas de educación y salud (lo que ha sido llamado inversión en "capital humano") sino también del desarrollo del potencial humano que ocurre como resultado de la actividad humana. Esta es la esencia de la práctica revolucionaria que Marx describió, el cambio simultáneo de las circunstancias y de la actividad humana o propio cambio.(9) En contraste a una populismo que simplemente promete nuevo consumo, este modelo alternativo se centra en la nueva producción, la transformación de la gente a través de su propia actividad, la construcción de capacidades humanas.
Una teoría del desarrollo que empieza reconociendo a los seres humanos como fuerzas productivas apunta a una dirección muy diferente a la de la economía del capital. ¿Dónde están en la teoría tradicional los indicadores para la confianza en sí misma a través del desarrollo consciente de la cooperación y la solución democrática de los problemas en las comunidades y los lugares de trabajo? ¿Dónde está la toma en consideración de las potenciales mejoras de eficiencia de liberar estas fuerzas productivas cuya creatividad y conocimiento tácito no puede ser producido por los directivos del capital? Estimulando la solidaridad que resulta de poner énfasis en los intereses de la comunidad por delante del interés privado, un modelo basado en esta radical teoría del lado de la oferta basada en el desarrollo humano permitiría al gobierno ir más allá con el apoyo de la comunidad. Dentro de este marco, el crecimiento de los sectores no capitalistas orientados a satisfacer las necesidades del pueblo no es una mera defensa contra la huelga del capital; pues se trata de un desarrollo orgánico. Aquí, las necesidades humanas y las capacidades, no las necesidades del capital, se convierten en claves para conducir la economía.
El desarrollo endógeno es posibles pero sólo si un gobierno está preparado para romper ideológica y políticamente con el capital, sólo si está preparado para hacer de los movimientos sociales actores en la realización de una teoría económica basada en el concepto de capacidades humanas. En la ausencia de esta ruptura, económicamente, el gobierno encontrará necesario constantemente la importancia de dar incentivos al capital privado; y, políticamente, su miedo central será la huelga del capital. Las políticas de esos gobiernos inevitablemente decepcionarán y desmovilizarán a todos los que buscan una alternativa al neoliberalismo; y, otra vez, su producto inmediato será la conclusión de que no hay alternativa.
Notas 1. Thorstein Veblen, "Why is Economics Not an Evolutionary Science?" in Veblen, The Place of Science In Modern Civilization and Other Essays (1919) republished as Veblen on Marx, Race, Science and Economics (New York: Capricorn, 1969), 73.
2. Adam Smith, The Wealth of Nations (New York: Modern Library, 1937), 423.
3. Ronald Meek, Economics of Physiocracy: Essays and Translations (Cambridge: Harvard University Press), 70.
4. John Kenneth Galbraith, American Capitalism (Boston: Houghton Mifflin, 1952), 28.
5. Adam Smith,The Wealth of Nations (New York: Modern Library, 1937), 638.
6. Michael A. Lebowitz, "Paul M. Sweezy" in Maxine Berg, Political Economy in the Twentieth Century (Oxford: Philip Allan, 1990).
7. Whether "Fordism" was a conscious model is definitely questionable. Certainly, much of what is claimed for Henry Ford himself in this respect is mythology. For a critical view on the historical question regarding Fordism, see John Bellamy Foster, "The Fetish of Fordism," Monthly Review 39, no. 10 (March 1988), pp. 14-33.
8. These examples come from the 1972-1975 period when the New Democratic Party (Canada's social-democratic party) governed British Columbia, Canada.
9. Michael A. Lebowitz, Beyond Capital: Marx's Political Economy of the Working Class, 2nd ed. (New York: Palgrave Macmillan, 2003).Notas del traductor:
(1) El título podría traducirse por: Más allá del capital: La Política Económica de la Clase Obrera.
Michael A. Lebowitz es Profesor Emérito de Economía de la Universidad Simon Fraser, en Vancouver. Es autor de Beyond capital: Political Economy of the Working Class (1) (Palgrave Macmillan, 2003). Actualmente vive y trabaja en Venezuela.
Una versión temprana de este ensayo, "Economía, Ideología y la Posibilidad de un Desarrollo Endógeno" fue presentado en el Sexto Encuentro Internacional de Economistas sobre la Globalización y los Problemas del Desarrollo en la Habana, 9-13 de Febrero del 2004.
Traducido por Luis Juberías Gutiérrez (Avant)